1. Breve exposición de “Sociedad de la
ignorancia”
En primer lugar, hace una referencia actual
sobre ausencia de estudiantes en materias abstractas o de poco recorrido en el
mundo laboral debido a un desinterés por el conocimiento y a un sistema
educativo que enseña lo que demandan las empresas, esta será la primera
contradicción que expone sobre nuestro presente y la utopía llamada sociedad
del conocimiento a la que dicen que nos encaminamos.
Hoy en día el conocimiento ya es parte de los
círculos económicos y la sociedad del conocimiento es una utopía que nos
permite mirar al futuro con ilusión esperando la capacidad de esta para
entender el dinamismo del mundo actual. Nos mostramos optimistas y esperanzados
a creer en el nuevo sistema con un factor intangible como el conocimiento como
eje fundamental de los procesos productivos y gracias al cual saldrán una gama
de nuevos servicios
En cuanto al individuo, reseña la idea utópica
de que las nuevas herramientas para acceder a la información nos van a
convertir en individuos más capaces de entender lo que nos rodea, con más
opinión propia, más independientes, es decir, nos da un mensaje que vincula
individuo y conocimiento haciéndolo deseable. Conocimiento para un sujeto
significa obtener una representación de un objeto, es el resultado de procesar
internamente la información que obtenemos mezclándola con conocimientos previos
para crear la estructura que nos permita entender y ser conscientes de lo que
sucede. Por tanto, este conocimiento reside en nuestro cerebro y es debido a
los procesos mentales mientras que lo del exterior es solo información.
Hace una mención a la mentalidad occidental a
lo largo de la historia. Siendo esta mentalidad compartida por filosofía y
ciencia de que podemos acceder al conocimiento mediante la razón. La sociedad
actual siendo una sociedad de saberes productivos en la cual el contenido de
bajo carácter reflexivo se incrementa y el conocimiento a través de la razón
(el cual nos da una mejor y más completa visión de la realidad) se reduce
debido a las tecnologías actuales. Es decir, nos encaminamos hacia todo lo
contrario a una sociedad del conocimiento, la sociedad de la ignorancia. La
sociedad de la ignorancia es el final inevitable del mundo que se ha formado a
nuestro alrededor debido a las acciones humanas, pero no a sus voluntades.
Una de las características de nuestros días es
la inundación de información en la que nos encontramos y la paradoja con que
tanta información no nos permite tener una visión completa y exacta del mundo,
sino que nos muestra una realidad enorme, caótica siendo incapaces de
abarcarla. Esto choca con el ideal de supresión de barreras de espacio y tiempo
que anteriormente provocaba la desconexión, la pérdida o olvido de obras… Hoy
en día la desconexión es solo de determinadas ramas del saber y lo que hay es
una infoxicación” una intoxicación por exceso de información, que se traduce en
una dificultad creciente para descrinar lo importante de lo superfluo y para
seleccionar fuentes fiables de información” provocando que cada vez sea más
complicado tener visión de conjunto. Esto lleva a la actitud de renuncia del
conocimiento, falta de capacidad crítica y acertamiento de las visiones
prefabricadas siendo estas partes
fundamentales de la creciente ignorancia.
Además, hace hincapié en el aumento de la esperanza de vida, pero como la etapa
educativa tiene menos peso relativo en el recorrido de una persona.
Determina el cambio por el cual se consolida
la sociedad de la ignorancia que es la aceptación y orgullo de esta, perdiendo
las connotaciones negativas que la ignorancia tenía para pasar a exhibirse y
ser un rasgo aceptado. Esto unido a la desacreditación del saber no productivo,
que no genera beneficios, nos lleva irremediablemente a la sociedad de la
ignorancia.
“La Sociedad de la Ignorancia es, a fin de
cuentas, el estado más avanzado de un sistema capitalista que basa la
estabilidad de la sociedad en el progreso, entendido básicamente como
crecimiento económico, pero que una vez satisfechas las necesidades básicas
sólo es posible mantener gracias a la existencia de unas masas ahítas,
fascinadas y esencialmente ignorantes”. Esta tiene unos riesgos, siendo el
riesgo social el nacimiento de nuevas fuentes de desigualdad y al levantamiento
de fronteras hasta ahora inexistentes que afectan a quienes bien por un bajo
nivel formativo o bien por carencia de talento natural son incapaces de subir
al tren tecnológico. Existe, pues, el riesgo de acabar irremediablemente divididos
en dos castas, una masa acomodada en su ignorancia, y otra formada por los
expertos en los saberes productivos.
El tercer riesgo implícito en la Sociedad de
la Ignorancia surge de los interrogantes que plantea acerca del lugar que en
ella va a ocupar el individuo e, incluso, acerca de la concepción misma de
individuo. La autonomía personal y la disponibilidad de un espacio privado para
desarrollar la propia personalidad se han convertido en un bien supremo y
absoluto, en un derecho indiscutible e indiscutido que ha penetrado
profundamente en la mentalidad de cada persona hasta formar la columna
vertebral de su escala de valores. No podríamos concebir que en el futuro
dejara de ser así y, de hecho, buena parte del atractivo de la utópica Sociedad
del Conocimiento residía justamente en su capacidad para reforzar los
planteamientos individualistas. Las potencialidades que nos ofrece la
tecnología como herramienta para desarrollar la libertad individual van a
quedar en la práctica reducidas por la ignorancia que nos acecha, ¿Es posible
la libertad de pensamiento desde la ignorancia? El centro de gravedad de la
sociedad del conocimiento mercantilizado se desplaza gradualmente desde el
individuo hacia las empresas. El saber productivo ha dejado de pertenecer a la
masa o al experto aislado y se encuentra distribuido en grandes sistemas en los
cuales el individuo es sólo una pieza prescindible. Tal vez deberíamos
detenernos a pensar si mientras seguimos creyendo que avanzamos por la senda
del humanismo hacía una Sociedad del Conocimiento no nos estamos encaminando,
en realidad, hacia una Sociedad de la Ignorancia que plantea, en última
instancia, una disolución del individuo.
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2. Opinión
Estoy de acuerdo en la primera contradicción
que expone entre nuestro presente y la sociedad del conocimiento a la que se
supone nos encaminamos. Todo se mide en lo que podemos generar económicamente
con el saber que poseemos y no sobre el valor de ciertos saberes. Pero no creo
que la sociedad del conocimiento produzca una visión más esperanzada del futuro
o que vincule individuo y conocimiento haciéndolo deseable, sino solo es una
etapa más del sistema capitalista para seguir “creciendo” sin importar la
sociedad o hacia donde nos lleva. Tal y como dice el muy acertadamente “la
Sociedad del Conocimiento no es más que una nueva etapa de un sistema
capitalista de libre mercado que aspira a poder seguir creciendo gracias a la
incorporación de un cuarto factor de producción, el conocimiento”.
El contenido de bajo carácter reflexivo es
verdad que se incrementa cada vez más, pero esto es debido a que la masa pide
ese tipo de contenido para evadirse de la realidad como establece en su
artículo, o son las “altas esferas” quien con estos contenidos nos quieren
hacer olvidar de los problemas acuciantes de un planeta que asesinamos cada día
con nuestras acciones. Me inclino por la segunda, hay personas que no quieren
este tipo de contenido, pero una gran parte de la población han sucumbido a el
interés de las empresas por inculcar esta moda de la ignorancia además de para
obtener beneficio para mantenernos dormidos y no pensar en la cruda realidad de
que no va a haber un futuro si seguimos con este sistema. Además, establece en
el capítulo seis que la sociedad de la ignorancia es el final inevitable, la
sociedad de la ignorancia es evitable y no es a causa de las acciones de la
mayoría de la población como propone, sino de unos intereses que buscan a una
masa tranquila que no se dé cuenta de los problemas reales, pero siga dándoles
beneficio.
En lo que respecta a la mayor cantidad de
información, no somos conscientes de la función exponencial ya sea en cuanto a
información o población en la Tierra. Es verdad que tenemos demasiada
información y nos condiciona para no tener una visión de conjunto, pero se debe
en mi opinión a esos intereses de las empresas que condicionan nuestra vida
desde todos los ámbitos, modas pasajeras, consumismo, poca información de
carácter reflexivo, visiones prefabricadas que les benefician...
Es obvio que la etapa educativa tiene menos
peso relativo si nuestra esperanza de vida se ha alargado, pero no hace ninguna
mención a que la etapa educativa no se ha modificado en nada en los últimos
años. No necesitamos más años de formación sino una formación adecuada a los
tiempos actuales, seguimos anclados en una forma arcaica de transmitir
conocimiento sin hacer ninguna modificación en el sistema educativo. Así como no
vamos a ser ignorantes si cada vez teniendo más información y nuevos medios
seguimos transmitiendo lo mismo de la misma forma.
En cuanto a la mentalidad de los individuos
respecto a la ignorancia no creo que sea aceptación y orgullo de esta sino una
forma de acercarse a una masa cada vez más ignorante, que ellos han sumido en
la ignorancia, para sacar más provecho de ella. La
desigualdad social es lo que buscaban, no es
un riesgo, es el final hacia el que nos encaminamos porque es el final que los
poderosos buscan, un pueblo drogado en el que la masa solo busque
entretenimiento sin hacerse preguntas de cómo funciona el mundo a su alrededor
y hacia donde nos encaminamos.
Por último, estoy muy de acuerdo con estas dos
preguntas que establece y que son irremediablemente el presente en el que
estamos y el futuro que tendremos. ¿En qué queda la libertad individual cuando
no alcanzamos a entender la complejidad del mundo que nos rodea? ¿Debemos
aceptar definitivamente la incapacidad de la razón individual para acceder al
conocimiento y la conveniencia de acogernos a los discursos creados por
instancias superiores?
Para terminar, reseñar que el artículo es muy
interesante y da una buena visión del mundo al que nos encaminamos, y en el que
desgraciadamente ya estamos, pero denota la ausencia de las causas. El autor no
hace ninguna referencia a las personas o empresas que en mi opinión nos han
llevado a esto debido a intereses económicos, dando a entender que a sido la
sociedad en general quien lo ha promovido.